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"Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol- en verano- y se calla". A. González.



En esa tranquilidad os invito a acompañarme en este paseo literario que todos juntos vamos creando.







domingo, 17 de marzo de 2013

15 de marzo de 1937 moría el escritor LOVECRAFT






 La vida de Lovecraft es, en cierto sentido, tan fascinante como su obra. No precisamente porque la suya haya sido una vida aventurera. En todo caso, la aventura de Lovecraft transcurrió en su mundo interior, en su alma de soñador torturado por profundas contradicciones, en su dolor por sentirse un ser ajeno al mundo en que vivía.

Seguiremos a Rafael Llopis en su ya clasica biografía, que fuera publicada en la edición de los Mitos de Cthulhu de Alianza Editorial.

Howard Phillips Lovecraft nació 1890. Su padre, Winfield Scott Lovecraft, era un viajante de comercio pomposo y dictatorial que practicamente nunca convivió con su hijo y que murió cuando este tenía ocho años. Su madre, Sarah Susan Phillips, de la que él fue el vivo retrato, era neurotica y posesiva y volcó todas sus muchas insatisfacciones en el pequeño Howard. Continuamente le decía que era muy feo, que no debía dar un paso lejos de sus faldas, que la gente era mala y tonta, que, como sus padres provenían de Inglaterra, él era de estirpe británica y, por tanto, ajeno al terrible país en que vivían. Como era de esperar, se crió medroso y superprotegido, siempre entre personas mayores, solitario, fantástico y reprimido.
Apenas jugaba con otros niños y, cuando lo hacía, le gustaba representar escenas históricas o imaginarias. Los otros niños no le querían y él se refugiaba en los libros de la magnífica biblioteca de su abuelo materno. Desde muy pequeño sintió una morbosa aversión al mar ( según Wandrei, a partir de una intoxicación por comer pescado en malas condiciones). Se alimentaba de dulces y helados y desde niño sufrió terribles pesadillas.

Siempre fue ateo. Hablando de sí mismo en tercera persona, dice el propio Lovecraft.


A los seis años descubrió las leyendas del paganismo clásico y se entusiasmó, llegando incluso, como juego, a construir altares " a Pan y a Apolo, a Atenea, a Artemisa y al benévolo Saturno, que gobernaron el mundo en la Edad del Oro". A los trece años, influído por las novelas policíacas, fundó una "Agencia de detectives de Providence", que obtuvo cierto éxito entre los chicos del vecindario. Pero pronto se cansó de este juego y volvió a su soledad, a leer cuentos fantásticos y terroríficos, y también a escribirlos.

Su primer relato, La bestia de la cueva , imitación de los cuentos terroríficos de la tradición "gótica" , fue escrito a los quince años de edad. En su adolescencia, racionalista y lógico cien por cien, se dedicó a imitar a los escritores del siglo XVIII. Sentía predilección por todo lo antiguo, pero en especial por este siglo. Lovecraft era un reaccionario terrible. Sentía un miedo visceral por todo lo nuevo, e incluso deploraba la independencia de su país ( a la que denominaba " el cisma de 1776"). El se consideraba británico cien por cien y adoraba todo lo que le recordase el pasado colonial de su patria.

Educado en un santo temor al género humano (exceptuando de éste a las "buenas familias" de origen anglosajón), creía que nadie es capaz de comprender ni de amar a nadie y se sentía un extranjero en su patria.
Y él, incapacitado para la lucha, se encerró en el pesimismo de su soledad impotente, entre dos viejas tías solteronas, rodeado de muebles antiguos, y empolvados. Hasta los teinta años no pasó una noche fuera de su casa. Filosóficamente, se consideraba "monista dogmático" y "materialista mecanicista" y era en realidad un esceptico radical, absoluto, autodestructor. Para él, el colmo del idealismo era pretender mejorar la situación del hombre.

Y así fue su vida, que luego se convirtió en leyenda: una vida de penuria económica, de represión y soledad, de amargura y pesimismo. Odiaba la luz del día. Pero en las noches revivía para leer, para escribir, para pasear por las calles solitarias - sin enemigos ya - y, sobre todo, para soñar. Lovecraft vivía por y para sus sueños. En ellos experimentaba "una extraña sensación de expectación y de aventura, relacionada con el paisaje, con la arquitectura y con ciertos efectos de las nubes en el cielo". Este goce estético fue el que, según Derleth, le impidió suicidarse.

A los veintitantos años, Lovecraft abandonó su estilo dieciochesco y adoptó el de su gran ídolo de entonces: lord Dunsany. Los Cuentos de un Soñador, El Libro de las Maravillas y Los Dioses de Pegana se convirtieron en sus libros de cabecera. Y en 1917, a los veintisiete años de edad, publicó su primer relato fantástico: Dagon, en la revista Weird Tales. A éste siguieron otros, la mayor parte de los cuales se publicó en la misma revista.

En 1921 sucedieron dos hechos que habrían de cambiar la vida del joven Howard. La pequeña fortuna familiar se había ido agotando y, por fin, cayó por debajo del mínimo vital. En el mismo año que falleció su madre, que hasta entonces lo había tenido poco menos que secuestrado. Howard se sintió en el vacío, perdido en el mundo, solo ante la sociedad hostil. Pero reaccionó en forma positiva. El sólo sabía una cosa: escribir. Y decidió ganarse la vida como escritor de cuentos de miedo, como crítico, como corrector de estilo, como lo que fuese, con tal que tuviera relación con la pluma. Y así, entre su flaca renta, y sus magros ingresos profesionales, fue tirando con más duras que maduras.

El trabajo, sin embargo, abrió notablemente su panorama social. A la fuerza tuvo que relacionarse con gente y, aunque sus cuentos pasaron inadvertidos para el gran público, hubo quienes se interesaron por ellos y escribieron al autor. Y este hombre tosco y aburrido que decía aborrecer al mundo - cuando lo que le pasaba en realidad es que se sentía o se creía rechazado por él - se convirtió de pronto, en sus cartas, en un muchacho alegre y entusiata, capaz de escribir larguísimas epístolas a cualquier lector adolescente y desconocido.

Y entre sus corresponsales - escritores conocidos, noveles o aficionados - se fue creando el que más tarde se llamaría "Círculo de Lovecraft". Lovecraft exultaba.


Así era Lovecraft : pesimista y entusiasta, amargado, amable, bondadoso, misántropo, utópico y soñador, vulgar, gris, avaro, generoso, ocultista y racionalista a la vez, amigo fiel y comprensivo, racista, materialista, humanitario, realista y fantástico, simpático, abierto, ateo, degenerado, loco, prodigio de inteligencia,creador de mundos, fracasado y triunfador, aficionado a los helados como un niño, y a los gatos como una solterona; ¿cómo era en verdad este hombre, alto y desgarbado, feísimo, de enorme mandíbula, ojos de pez, y voz chillona?. Pues es seguro que era todo eso y más. El hombre es siempre una estructura dialética de elementos contradictorios y, según unos ambientes u otros, según la gente que lo rodea, o su situación social, son unos u otros elementos los que predominan o son percibidos.

Tvuo gran amistad con Sonia Greene, diez años mayor que él. Lovecraft era entonces un asiduo colaborador de revistas de aficionados y ella trabajaba en la United Amateur Press Asociation. Lovecraft, ante ella debió haberse sentido de nuevo un niño superprotegido y asustado parece haber visto en ella la imagen de su madre perdida, secretamente anhelada. Lo cierto es que se casaron en 1924, yendose a vivir a Brooklyn. Lovecraft sentía verdadero horror por el sexo. Se divorciaron tres años más tarde.

Lovecraft murío de cáncer intestinal e insuficiencia renal el 15 de marzo de 1937. Tenía cuarenta y siete años.



Conocí a este escritor gracias al poeta  Fernando  López en su blog http://buenasnochesnuevaorleans.blogspot.com y  me sorprendió. Os recomiendo la lectura de algunos de sus cuentos y la visita al blog de este amigo que hace una labor excelente. Gracias Fernando.

1 comentarios:

La calavera de Skeletor dijo...

Querida Marian, muchas gracias por la mención. Sabes que sigo leyendo de cerca tu blog. :D Me alegro muchísimo que te haya gustado Lovecraft y que haya yo tenido alguna parte de culpa en ello. :D Un abrazo enorme.

 
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