BIENVENIDOS A ESTE RINCÓN POÉTICO

"Porque se tiene conciencia de la inutilidad de tantas cosas a veces uno se sienta tranquilamente a la sombra de un árbol- en verano- y se calla". A. González.



En esa tranquilidad os invito a acompañarme en este paseo literario que todos juntos vamos creando.







miércoles, 31 de marzo de 2010

LA CIUDAD




LA CIUDAD

Se hacen de hormigón y de cristal,
de lugares extraños y gentes ocupadas.

En todas crece un árbol
delante de la casa de un suicida
y hay niños que acostumbran a dormirse
soñando con un perro.

No faltan desayunos en hoteles lujosos,
ni tampoco familias con jardín,
pero son más frecuentes
los portales oscuros con pareja de novios,
el beso frío,
la rosa de cemento en la ventana.

Las calles desembocan en plazas descompuestas,
las tardes de domingo en las cafeterías
y el humo de los coches en los ojos del loco
que murmura sus años
y los cuenta sin fin
de metro en metro.

Al salir de los túneles sentimos
que los cielos de agua
son igual que una carta del pasado,
y suele comprenderse
que la vida es un arma lenta y de doble filo
en los pasos sin nadie,
en las noches vacías
o en la debilidad que tienen
las ciudades por los cines de barrio
y por las taquilleras muy pintadas.

A pesar de los plátanos, los olmos y los tilos,
a pesar de la hierba, si es que hablamos del Norte,
La gente que nos mira,
la gente que se salta los semáforos,
la que fluye delante de las tiendas,
necesita el amparo
de otra vegetación,
un sigilo de números y tarjetas de crédito
que extiende sus raíces por los sótanos
y busca soledad en los desvanes
como los muebles y las ratas viejas.

No es inútil viajar,
porque es cierto que todas las ciudades
amanecen de un modo parecido,
pero la noche llega en cada una
de manera distinta.

De día pueden verse
secretarias, conserjes, policías,
músicos callejeros y soldados,
dependientas que escuchan y sonríen,
oficinistas con olor a instancia,
conductores, extraños sacerdotes,
ejecutivos humillados.

Igual en todas partes,
porque apenas existen los kilómetros.

Pero existe la noche,
la soledad que borra los oficios
en un mundo habitado solamente
por hombres y mujeres,
confidencias de amarga valentía.

En las ciudades pueden encontrarse
relojes que se paran en la última copa,
la luna sobre un taxi
y todos los poemas que te escribo.

martes, 30 de marzo de 2010

LA BONDAD Y LA MALDAD

Por Luis García Montero. Lunes, 29 de Marzo de 2010.

La bondad y la maldad

Hacer la compra con mi hija Elisa resulta todo un espectáculo, casi el espectáculo con el que comienzan las vacaciones. Cada familia tiene su manera singular de vivir los ritos. Estamos en Rota, en la Bahía de Cádiz, dispuestos a pasar las vacaciones de Semana Santa, y vivimos a través de los ojos alegres de Elisa el rito de la compra en el supermercado. Las vacaciones empiezan cuando se abren las ventanas de la casa para que el sol se lleve la humedad y cuando Elisa recorre los pasillos del supermercado y empieza a llenar el carrito con sus debilidades.

Esto, y esto, y esto. Junto a la carne, el pescado, la leche y el pan, empiezan a caer galletas, batidos, tabletas de chocolate, barritas de queso, gusanitos. Es la compra de alguien que está dispuesto a pasarse muchas horas en un sofá, delante de un televisor, y que no sabe resistirse a las tentaciones que llenan los mostradores del supermercado. Bajo cada chocolatina hay escondida una película, el capítulo de una serie, una costumbre.

- Estás almacenando provisiones para todo un regimiento.

- ¿Te parece mal? No son cosas muy caras, seguro que valen menos que las botellas de whisky.

- Pienso en el dinero –le respondo-, desde luego que sí. Pero pienso en algo más que en el dinero. Acumular tantos caprichos es caro, pero sobre todo me sugiere una idea muy triste de vacaciones. Todo el día delante del televisor, sin salir a la calle y comiendo. Y, además, me recuerda tu debilidad por los escaparates.

A Elisa le encanta comprar. Cuando era más niña, su madre y yo nos inventamos una canción para defendernos de sus urgencias callejeras. “Quiero esto, / si no me lo dan protesto”, repetíamos como estribillo cada vez que se empeñaba en comprarse algo con una insistencia desmesurada. Hemos sostenido muchas conversaciones sobre el consumo, la publicidad, el mercado.

- El consumo, Elisa –le he explicado muchas veces-, no es sólo tener dinero o no tener dinero para comprar. Nuestra sociedad es consumista, por ejemplo, cuando los políticos, en vez de discutir sobre problemas reales, se inventan debates falsos que llenan por dos días los periódicos. O cuando los alumnos de los colegios públicos se comportan como clientes orgullosos que aprovechan una oferta barata, y confunden un colegio público con un colegio privado para pobres, sin llegar a saber lo que significa de verdad un espacio público. O cuando los votantes confunden unas elecciones con una campaña publicitaria…

Esa conversación la hemos tenido muchas veces, y en esa conversación estamos cuando, de regreso a casa, con el maletero cargado, los guardias municipales nos desvían. Ya han cortado la calle para una procesión.

-¿Los sacerdotes pederastas saldrán en las procesiones?, pregunta Elisa con una ingenuidad malintencionada.

- ¿Y por qué no? Los católicos hacen las procesiones para pedir perdón, para recordar que Jesús murió por nuestros pecados. Así que los pederastas tienen más derecho a salir que nadie. Abundan las maneras de pensar que unen el amor y la culpa, o el bien y el mal. Dios y el Demonio se necesitan para sobrevivir.

- ¿Cómo?

- Pues claro, la figura del Demonio es tan religiosa como la de Dios. Toda sociedad funda una idea del bien y otra del mal. Y dudar de una sociedad no es sólo apartarse de sus dioses, sino también de sus demonios. La verdadera libertad no se da cuando nos oponemos a un poderoso, sino cuando nuestra oposición es distinta a la que se espera de nosotros. Tenemos que ser dueños de nuestra oposición, sin representar el papel de demonios que nos tienen preparados. ¿Me entiendes? Para pensar con libertad, hay que aprender a salirse por la tangente.

- Creo que sí. No te gusta meterte con los curas pederastas.

- No me gusta mucho consumir escándalos. Ahora se vende ese. No apruebo sus actos, pero en vez de participar en el linchamiento, me apiado de las condiciones en las que han cometido su delito. Es muy difícil pedirle a un hombre sano que renuncie a su sexualidad sin convertirse en un monstruo, o en alguien destinado al sufrimiento. Podemos pensar en eso, compadecernos incluso del delincuente y poner en duda las tradiciones de la Iglesia, en vez de limitarnos repetir las ideas previstas sobre la maldad.

- Cuando yo llenaba el carrito y tú me hablabas del consumo, mi única preocupación era la de no engordar.

- Ya ves, así sí son las cosas, caben otras posturas entre el bien y el mal, el comer y el engordar, el tener dinero para comprar o el no tener dinero para comprar. Aunque tenga dinero, no necesitio comprar. Aunque tenga muchas cosas en la nevera, puedo salir a la calle a ver el mar y no cebarme en el sofá. Aunque engorde, no soy un cubo de basura. Aunque no crea en Dios, no voy a portarme como un Demonio. Cortada la calle, ahora, para llegar a casa, tenemos que salirnos por la tangente.

domingo, 28 de marzo de 2010

EL DESPERTAR DE UN NÓMADA


1
Un coche solo por la carretera.

Es el azul morado de los amaneceres
con un tiempo difícil.
Únicamente sombras todavía
los pinos en el monte
y en el aire la nieve silenciosa,
su huella de dolor amortiguado.

La noche se deshace
como papel de cartas en el agua de un río.

Canciones que se adaptan
al corazón, noticias en la radio,
carreteras cortadas
y el miedo que pregunta
a dónde regresar, cuál es la llama que se ha encendido para mí.

El coche solo por la carretera
en un instante pleno de belleza y de muerte,
mientras la nieve cubre las últimas miradas
y la luz se decide
a compartir su capa con mis ojos.


2
Es un desierto de cristales rotos
y está la luz de marzo sobre el coche
con la respiración de un animal dormido.


Yo amanezco de pronto,
no sé donde,
no conozco la historia que me trajo hasta aquí.

Un horizonte de pasiones tristes
dibuja débilmente su destino.
Al fondo tiembla el día
en la violeta humilde de los primeros barrios.

Poco a poco recuerdo situaciones,
palabras,
desafíos.

El sol, que lo ve todo, me comprende.

Y cuando el coche parte la mañana
con la respiración de un animal en celo,
tienen una sonrisa para mí
la luz de marzo,
los cristales rotos,
la humilda soledad del horizonte.

viernes, 26 de marzo de 2010

Coplas a la muerte de su colega

1
Recuerda, si se te olvida,
que este mundo es poca cosa,
casi nada,
que venimos a la vida
con la sombra de una losa
no pagada.
Los días como conejos
nos llevan en ventolera
al infierno,
su curso nos hace viejos
trocando la primavera
en invierno.



2
El criador, con grande enojo,
cuando en la vida nos mete
y nos suelta,
para no quitarnos ojo
nos manda como un billete
de ida y vuelta.
Nacemos al desayuno,
comemos según vivimos
y cenamos
cuando parece oportuno,
por eso mientras dormimos
descansamos.


3
Nuestras vidas son los sobres
que nos dan por trabajar,
que es el morir;
allí van todos los pobres
para dejarse explotar
y plusvalir;
allí los grandes caudales
nos engañan con halagos
y los chicos,
que explotando son iguales
las suspensiones de pagos
y los ricos.



4
Mas porque pase la vida
sin que podamos sacarla
de este pozo,
no la demos por perdida,
que es posible rescatarla
con el gozo.
Pues decidme, la hermosura
de esos dos labios tan bellos
y empapados,
cuando pierdan su ternura
¿que se podrá hacer con ellos
disecados?



5
¿Qué hace ahora pendulero,
tan vacío y contrahecho,
sin color,
aquel órgano certero
que se puso tan derecho
en el amor?
¿Qué se hizo Marilyn?
Aquellos Beatles de antaño,
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?



6
Y los tunos, los toreros,
las cantantes de revista
en el olvido;
las folklóricas primero,
el marqués y la corista
¿dónde han ido?
¿Dónde están los generales,
sus medallas y su espada
sin conciencia,
sino esperando mortales
a que les sea dictada
su sentencia?



7
Y el ritmo de los roqueros,
los canutos y la risa
del pasota,
los chorizos tironeros
que han vivido tan deprisa
y el drogota
que se inyecta mil caballos
por las venas, los colgados
y el camello,
¿dónde iremos a buscallos,
dónde son tan olvidados,
qué fue de ellos?



8
Todo pasa, es aguanieve
que se deshace en el suelo
silenciosa,
mientras que la vida llueve
y se nos puebla de duelo
cuando acosa,
nos apremia con su mano
y con sus ojos nos niega
torpemente,
el corazón de un hermano,
la presencia de un colega
diferente.



9
Recuerdo que atardecía,
recuerdo que vi su coche
detenerse,
recuerdo la compañía
de sus ojos en la noche,
sin saberse
tras la boca de un gatillo
que esperaba tembloroso
y asesino,
meterse por un pasillo
de aquel corazón dudoso
y su destino.

10
Y recuerdo la culebra
de la vida, fría, inerte
por su cara,
empapado de ginebra,
esperando que la muerte
lo besara.
Se lo llevó con desgana
la canción de una ambulancia
malherida,
las grúas de la mañana
recogieron su arrogancia,
ya sin vida.

11
Camarada de su gente,
¡qué pantera en el coraje
por nosotros!
¡Qué canalla adolescente!
¡Qué enemigo tan salvaje
con los otros!
Y para el valor, ¡qué fiero!
¡Qué destreza de alimañas!
¡Qué razón!
Para el amor marinero,
gobernando en sus pestañas
la pasión.



12
No dejó ningún tesoro,
dos jeringas en el suelo
sin sentido,
su navaja en deterioro,
su gabán de terciopelo
descosido.
Pero estuvo en la ciudad
y acaudilló los suburbios
con la suerte,
y habló de la libertad
hasta ver los ojos turbios
de la muerte


13
Y porque fue capitán
de camadas y patrullas
sin juicio,
porque ya no nacerán
dos manos como las suyas
para el vicio,
porque jamás nos vendió
y mordimos el anzuelo
de su historia,
aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.







Coplas a la muerte de su colega

1
Recuerda, si se te olvida,
que este mundo es poca cosa,
casi nada,
que venimos a la vida
con la sombra de una losa
no pagada.
Los días como conejos
nos llevan en ventolera
al infierno,
su curso nos hace viejos
trocando la primavera
en invierno.



2
El criador, con grande enojo,
cuando en la vida nos mete
y nos suelta,
para no quitarnos ojo
nos manda como un billete
de ida y vuelta.
Nacemos al desayuno,
comemos según vivimos
y cenamos
cuando parece oportuno,
por eso mientras dormimos
descansamos.


3
Nuestras vidas son los sobres
que nos dan por trabajar,
que es el morir;
allí van todos los pobres
para dejarse explotar
y plusvalir;
allí los grandes caudales
nos engañan con halagos
y los chicos,
que explotando son iguales
las suspensiones de pagos
y los ricos.



4
Mas porque pase la vida
sin que podamos sacarla
de este pozo,
no la demos por perdida,
que es posible rescatarla
con el gozo.
Pues decidme, la hermosura
de esos dos labios tan bellos
y empapados,
cuando pierdan su ternura
¿que se podrá hacer con ellos
disecados?



5
¿Qué hace ahora pendulero,
tan vacío y contrahecho,
sin color,
aquel órgano certero
que se puso tan derecho
en el amor?
¿Qué se hizo Marilyn?
Aquellos Beatles de antaño,
¿qué se hicieron?
¿Qué fue de tanto sinfín
de galanes que en un año
nos vendieron?



6
Y los tunos, los toreros,
las cantantes de revista
en el olvido;
las folklóricas primero,
el marqués y la corista
¿dónde han ido?
¿Dónde están los generales,
sus medallas y su espada
sin conciencia,
sino esperando mortales
a que les sea dictada
su sentencia?



7
Y el ritmo de los roqueros,
los canutos y la risa
del pasota,
los chorizos tironeros
que han vivido tan deprisa
y el drogota
que se inyecta mil caballos
por las venas, los colgados
y el camello,
¿dónde iremos a buscallos,
dónde son tan olvidados,
qué fue de ellos?



8
Todo pasa, es aguanieve
que se deshace en el suelo
silenciosa,
mientras que la vida llueve
y se nos puebla de duelo
cuando acosa,
nos apremia con su mano
y con sus ojos nos niega
torpemente,
el corazón de un hermano,
la presencia de un colega
diferente.



9
Recuerdo que atardecía,
recuerdo que vi su coche
detenerse,
recuerdo la compañía
de sus ojos en la noche,
sin saberse
tras la boca de un gatillo
que esperaba tembloroso
y asesino,
meterse por un pasillo
de aquel corazón dudoso
y su destino.

10
Y recuerdo la culebra
de la vida, fría, inerte
por su cara,
empapado de ginebra,
esperando que la muerte
lo besara.
Se lo llevó con desgana
la canción de una ambulancia
malherida,
las grúas de la mañana
recogieron su arrogancia,
ya sin vida.

11
Camarada de su gente,
¡qué pantera en el coraje
por nosotros!
¡Qué canalla adolescente!
¡Qué enemigo tan salvaje
con los otros!
Y para el valor, ¡qué fiero!
¡Qué destreza de alimañas!
¡Qué razón!
Para el amor marinero,
gobernando en sus pestañas
la pasión.



12
No dejó ningún tesoro,
dos jeringas en el suelo
sin sentido,
su navaja en deterioro,
su gabán de terciopelo
descosido.
Pero estuvo en la ciudad
y acaudilló los suburbios
con la suerte,
y habló de la libertad
hasta ver los ojos turbios
de la muerte


13
Y porque fue capitán
de camadas y patrullas
sin juicio,
porque ya no nacerán
dos manos como las suyas
para el vicio,
porque jamás nos vendió
y mordimos el anzuelo
de su historia,
aunque la vida perdió
dejónos harto consuelo
su memoria.







miércoles, 24 de marzo de 2010

SOBRE MIGUEL HERNÁNDEZ




El escritor Luis García Montero dice que Miguel Hernández no ha estado bien leído por las generaciones jóvenes"
El escritor Luis García Montero se mostró hoy convencido de que el Año Hernandiano --declarado para conmemorar el centenario de Miguel Hernández-- será útil para reconocer la figura del poeta oriolano, "pues a pesar de que es un autor muy popular, no ha estado bien leído por las generaciones jóvenes".

El artista destacó de Miguel Hernández sobre todo sus poemarios 'El rayo que no cesa', que "todavía conserva la limpieza del adolescente" y del 'Cancionero y romancero de ausencias' como una de las obras culminantes del poeta oriolano.

El poeta y novelista realizó estas declaraciones en la Biblioteca Valenciana en una nueva entrega de su ciclo de animación lectora. Esta actividad forma parte del proyecto 'Tria el teu i llig' que organiza la conselleria de Cultura y Deporte a través de la dirección general del Libro, Archivos y Bibliotecas, informó hoy la Generalitat valenciana en un comunicado.

Unos 450 alumnos procedentes de diversos centros escolares de la Comunitat Valenciana han participado en este encuentro y han preguntado al autor granadino sobre su trayectoria creativa, sus afinidades lectoras e inspiraciones literarias.

Para Luis García Montero, "entender la poesía como una reflexión de la realidad, como método de conocimiento de uno mismo, y como forma de relación con los demás, resulta fundamental".

"La literatura no es una asignatura para aprenderse fechas o datos de memoria. Los escritores intentan establecer un diálogo con las cosas fundamentales de la vida, y comprender lo que significa expresar una opinión", declaró el autor.

Asimismo, García Montero insistió en la idea de invitación a la lectura como medio de estímulo del hábito lector, y que se den a conocer las posibilidades que ésta ofrece para profundizar y conocer mejor la realidad que nos rodea.

"Ponerse en el lugar del otro, observar la realidad con mayor lentitud, estimular la imaginación, aprender a no decir lo primero que se nos ocurra y formarnos nuestra propia opinión" son algunos de los valores que García Montero destaca para reivindicar la importancia de la literatura.

"La verdad no está en poder decir lo que pensamos, sino en poder pensar lo que decimos", agregó repitiendo la célebre cita de Antonio Machado.

Este ha sido el noveno encuentro de la serie de trece que conforma el ciclo. La próxima entrega correrá a cargo de Xavi Sarrià.
Artículo publicado 23 de marzo de 2010 en ADN de Valencia

lunes, 22 de marzo de 2010

Coplas a la muerte de su colega TNT

 
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