YA TENEMOS GANADORES DE LA 1º FASE DEL CONCURSO.
1º MODALIDAD 1º cilco y 3º ESo: Patricia Alexandru de 2º ESO A.
2º MODALIDAD: 4º ESO Y BACHILLERATO Y CICLO: Alejandro Foronda 2º BACH CCSS
Os comunico que el departamento de Lengua ya ha fallado el premio de la 1º fase del concurso . Por ahora hay que señalar que la decisión ha estado reñida porque vuestros trabajos estaban muy bien.
Hemos decidido que para poder realizar con más tranquilidad la 2º fase, y para que el relato final tenga una coherencia plena sería más conveniente suprimir una de las dos fases que nos quedan. Por lo tanto cambiamos las fechas de entrega y quedan de la siguiente manera:
-hasta el día 28 de marzo entrega única para la continuación del relato y su final.
- se siguen manteniendo las dos modalidades por lo que cada uno debe continuar el relato que colgamos a continuación.
- la extensión es libre.
- el sistema de entrega vuelve a ser el mismo que para la 1º entrega: con plica y se hará en Conserjería.
MODALIDAD DE 1º, 2º Y 3º ESO
Aquella noche, Javier Ruiz se despertó en medio de una pesadilla en la que se vio obligado a enfrentarse a un dragón y a un hombre sin cabeza. Siguió durmiendo, aliviado. Pero, por la mañana, al despertarse, se asomó a la ventana y vio en el parque a un dragón echado en el césped y a un hombre sin cabeza sentado en un banco de madera. "Estábamos esperándote", le dijo el hombre sin cabeza". Y Javier Ruiz comprendió que, a partir de ese momento, tendría que revisar muy seriamente su concepto de realidad.Se golpeó varias veces la cara para estar seguro de que no era otra pesadilla. La respuesta fue un no, por lo que en su cara se dibujó una mueca de disgusto. Se preguntó por dónde hablaría el hombre aquel sin cabeza y cómo es que nadie se daba cuenta de la presencia de aquellos dos seres. La voz del hombre volvió a hablar. “Tienes que venir con nosotros, eres el elegido”. Javier estaba seguro de algo. El hombre le hablaba en su cabeza, en su mente. Sólo él podía oírlo. Se preguntó en voz alta:
- ¿Elegido para qué?
A lo que la voz volvió a oírse en su cabeza. “Te lo explicaremos por el camino, tienes que venir”. No lo dudó ni un minuto. Se puso rápidamente los vaqueros de la noche anterior y una camiseta azul recién lavada. A Javier siempre le había gustado el olor de la ropa recién lavada, y más con el suavizante que le echaba su madre.
Él sabía completamente que si su madre le veía irse por la puerta y no volver, le iba a echar una bronca. Como si el dragón le leyera el pensamiento se acercó a su ventana y levantó su cabeza. Javier se deslizó por su largo cuello y después se cayó al suelo. Se incorporó de un salto y se quedó mirando fijamente a aquel ser fantástico.
Las escamas eran doradas, y era como si brillaban. Tenía los ojos verdes y era enorme. Javier jamás había creído en los dragones. Le apasionaban los dragones y de pequeño siempre soñaba con tocar uno, pero fue creciendo y esa idea se iba desvaneciendo lentamente. Tocó al dragón dorado. Éste movió un poco la enorme cola y después el hombre sin cabeza se les acercó.
“Mi nombre es Haziel y ella es Sairys”. Javier miró a su alrededor, ¿a qué ella se estaba refiriendo? Haziel volvió a hablar. “Debemos partir cuanto antes, la ciudad de los Sueños está muy lejos de aquí”. Dicho eso, Haziel se subió encima del dragón y después le dio la mano a Javier para que subiera. Cuando sus manos estuvieron en contacto, el chico podía decir que estaba a una temperatura superior a 40 grados. Aquel hombre parecía una chimenea. A Javier le daba un poco de asco mirarlo, ya que no sabía dónde mirar. Sólo tenía cuello y por encima piel… era asquerosa.
El dragón batió levemente sus enormes alas y al cabo de segundos estaban en el aire.
Javier miró abajó, y eso le provocó un poco de mareo. La cara se le iba poniendo verde… hasta que por fin vomitó. Acto seguido, se disculpó por lo ocurrido a toda aquella gente que lo había recibido.
Estaban más o menos a la altura suficiente para ver los países. ¿A dónde lo llevarían?-se preguntaba Javier a cada instante.
Haziel sin ningún esfuerzo se dio la vuelta, a Javier se le hizo un nudo en el estómago y se sentía raro… algo le decía que ese hombre lo estaba mirando, pero no sabía por dónde.
“No te preocupes llegaremos antes de que te des cuenta, lo mejor sería que te duermas”.
Él también pensaba en dormirse, ya que aquel viaje iba para rato, pero al pensar en dónde se encontraba le daba miedo cerrar los ojos. ¿Y si me caigo?-esa era la pregunta que se hacía cada vez que se le cerraban los ojos. La voz de Haziel le volvió a hablar en la cabeza y le dijo algo como que no se preocupara, era imposible que se cayera. Javier pensó que si lo habían traído hasta ahí, no lo iban a dejar morir de esa forma. Cerró los ojos e intentó imaginarse qué estaría haciendo él ahora mismo si no se hubiera encontrado y soñado con aquellos dos seres fantásticos, pero después la voz de su madre gritaba en su cabeza…
La luz de la luna y el ruido de la respiración del dragón hicieron despertar a Javier. Todavía estaba encima del dragón, pero esta vez en tierra. Haziel había desaparecido.
Se incorporó frotándose un poco los ojos.
- ¿Dónde estamos?-le preguntó al dragón. Sabía que no iba a recibir una respuesta, pero al menos lo había intentado.
Miró a su alrededor y todo el cielo era de un color púrpura tirando a rosa. Ellos se encontraban en un parque, con flores que brillaban en la oscuridad, al igual que la luna en aquella tranquila noche. Bueno tranquila hasta entonces.
Tres hombres sin cabeza, vestidos con ropa de campesinos y con antorchas en las manos se estaban acercando hacia ellos.
- Es él-oyó decir a uno de ellos- es Javier Ruiz.
Los tres hombres aceleraron el paso y ahora iban corriendo hasta Javier.
Se subió encima del dragón y lo golpeó varias veces en la espalda para que volara, pero no se movía.
- ¡Vamos!, nos van a matar.-le dijo Javier al dragón.
Los hombres estaban a unos cuantos pasos de ellos. Sacaron unos palos terminados en punta y los apuntaron a los dos.
Trabajo seleccionado de Patricia Alexandru de 2º ESO A.
MODALIDAD DE 4º ESO Y BACHILLERATO
Aquella noche, Javier Ruiz se despertó en medio de una pesadilla en la que se vio obligado a enfrentarse a un dragón y a un hombre sin cabeza. Siguió durmiendo, aliviado. Pero, por la mañana, al despertarse, se asomó a la ventana y vio en el parque a un dragón echado en el césped y a un hombre sin cabeza sentado en un banco de madera. "Estábamos esperándote", le dijo el hombre sin cabeza". Y Javier Ruiz comprendió que, a partir de ese momento, tendría que revisar muy seriamente su concepto de realidad.
Javier sabe lo que tiene que hacer. En el vano del segundo piso hay una ventana desde la que se ve el exterior, pero desde fuera no se puede ver el interior. Javier se coloca detrás de esa ventana y vuelva a mirar. Apenas han pasado cinco minutos desde que le habló por la ventana de su casa y el hombre sin cabeza ya no está. En el patio delantero del edificio, en el césped verde seco, se desparrama un dragon rojo, tan grande que empuja los otros edificios. Tiene cara de angustia porque no cabe entre los apartamentos.
Un piso abajo, el primero, una señora sale de su edificio. Arrastra un carro de compras sin ruedas, tiene un monedero entre el brazo y el cuerpo, unas gafas negras y opacas en los ojos. Baja hasta el portal y al abrirlo un educado lagarto rojo pregunta torpe y despacio, como si desconociera el idioma; "Buenos días señora", "Señorita, por favor" responde. Las señoras no se sorprenden por dragones. "Señorita" sonríe "¿ha visto usted bajar a un caballero?" se detiene y finge pensar "Es alto y moreno, de unos treinta años, parece que tiene más..." La señora lo interrumpe; "Sí, sí se quien es, pero no lo he visto bajar" Esperaba que el dragón continuara hablando pero no dijo nada.Ella continuó "Bueno, yo tengo muchas cosas que hacer" no eran tantas en realidad, casi ninguna "Perdone que la haya molestado" dijo educadísimo el dragón, casi con miedo "Que pase un buen día" "Usted también" y se fue limpiando la acera con el carro.
Javier seguía mirando desde la ventana, tenía miedo de bajar. Vio que el dragón se apartaba a la derecha, arroyó una farola y el banco donde antes estaba el hombre. Este hombre, que seguía sin cabeza apareció por el hueco que el dragón había dejado. Resuelto y seguro. Parecía que no había perdido nunca a las cartas, tenía un periódico bajo el brazo.
No oía Javier desde el piso pero el hombre dijo; "¿Va a salir? No tenemos todo el día" Al dragon no le caía bien el hombre, pero quedaba tapado por su educación "Dijiste que no lo volverías a hacer" dijo mirando el periódico, continuó; "Eso que haces no es lo bueno, prometiste que no volvería a ocurrir, no eres un hombre de palabra" parecía un niño sollozando.El hombre sin cabeza hizo como que no había oído, ni le importaba, ni le interesaba lo que pudiese decir el dragón, aún así respondió "Soy hombre de muchas palabras y algunas se contradicen" concluyendo. "No está bien" dijo juzgando pero permitiendo.
El hombre parecía una mezcla entre ejecutivo y comerciante, serio, cortado a regla, pero también tenía algo de carnavalesco, lúgubre, desalentador, como un gato huesudo.
El dragón, por su parte, tenía una pajarita, mal puesta y tímida, parecía el niño que quiere estar guapo para su primera cita, o como el moribundo para la última. Era indiscriminadamente grande, y se podría decir que rollizo. Parecía fuera de lugar en todo momento, ya no por el tamaño sino por su actitud, por su color, por la pajarita.
La relación entre el hombre y el animal era observada por Javier, bien parecía su mascota.Le recordó a un libro que leyó cuando era niño. Un señor mayor se casaba con una adolescente, no para disfrutar de su juventud, sino para que ésta le trajese una revista todos los días, así la joven iba todos los días religiosamente a por la revista. El nuevo matrimonio vivía quieto en una casa en lo alto de una colina, y la niña bajaba una cuesta terrible para cumplir el deseo imperial del viejo. Cuando cumplió los veinte años quiso escapar pero se partió una pierna en la huida, no la encontraron hasta un día después, había nevado y quedó a punto de morir. Al día siguiente el viejo tuvo que ir a por la revista, (la joven estaba en cama) al volver, en la puerta de su casa, le dio un infarto fulminante y bajó rodando toda la colina. La joven vio todo desde una ventana de la casa, y se cayó al suelo de la felicidad, con una sonrisa inmensa.
Javier se dijo; "Tengo que bajar, me están esperando, me han dicho que lo estaban, no parecen peligrosos" Lo eran.
Llegó al portal, pasó por los buzones, tenía una carta pero pasó de largo. Abrió el portal.
Relato elegido de Alejandro Foronda 2º Bach CCSS
A partir de aquí vosotros sois los dueños de la historia. Muchos ánimos y buena suerte.
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