Cuando hace tres años dije en voz alta que me gustaría comenzar con un blog no me imaginé que fuera a durar tanto. Al día siguiente me dijo un amigo: ¡ Ahí lo tienes, comienza con él! No sé si yo lo hubiera iniciado o se hubiera quedado en aguas de borrajas, pero lo hice. Por esta razón le doy las gracias a él en primer lugar.
No creí ser de esas personas constantes en un proyecto como éste, que me exigiera una continuidad. Y nunca me lo planteé así. Decidí comenzar un camino donde cada detalle pudiera tener una brizna de aire poético. Poco a poco empecé a sentir el olor de las flores, el ire fresco del otoño, la melancolía de las nubes y las carcajadas del mar.
Pasa el tiempo y el camino sigue su andadura. ¡ Cuánta gente se acerca y continua viaje, cuánta gente se queda en él, cuántos acompañan en el viaje y siempre seguirán ahí, a otros viajeros se les llena los zapatos de arena, están los que descansan a la sombra de los chopos... pero todos compartimos la palabra.
Los pies descalzos, a veces,
con suela gorda en otras ocasiones ,
ayudados de un bastón a menudo,
pero todos somos caminantes de este paseo literario. A veces con paso sosegado y otras, a zancadillas, pero siempre hacia adelante. Paso a paso, golpe a golpe, como decía MAchado, se hace camino al andar. Muy presente Machado siempre, tan sabio. En este año, además que se cumple el centenario de su Campos de castilla, o de la muerte de su Leonor un 4 de agosto de 1912 en tierras sorianas, Machado sigue acompañando en el camino.
A veces dejamos huella, otras pasamos sin pena ni gloria, pero siempre hacia adelante.
Avanzamos hacia la poesía, hacia la inmensidad del mar, haciendo camino.
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Pues lo dicho, caminante, no hay camino se hace camino al andar. Y así ya son tres años. Gracias a todos por estar ahí.