Por todos es conocida, o debería serlo, la nueva ley que pretende dar un giro completo al trato de la cultura en nuestro país. No hablo de otra sino la Ley Sinde, que el Ministerio de Cultura fragua desde hace algún tiempo y que ha causado especial revuelo este año. En principio, la finalidad de esta ley es la de acabar con el “pirateo” y establecer a una cierta sociedad moderadora de la cultura como juez, jurado y verdugo para acabar con los “piratas informáticos”, atacar y cerrar servidores o páginas web que fomenten el intercambio de cultura, principalmente por medio de programas p2p. El motivo de esta ley, según pretenden sus hacedores, es el de impedir la pérdida que sufre el mercado cultural, principalmente musical y cinematográfico, por culpa de este intercambio cultural.
Dicho así, pintando a los que se niegan a pagar precios astronómicos por música, películas o software como ladrones o delincuentes, los buenos y rectos miembros de la SGAE y del Ministerio de Cultura se ven enaltecidos como héroes y redentores. Y algo así serían si esa Ley Sinde no fuese movida por el interés, la avaricia, el descaro y un velo sobre la verdad indignante. Y sólo eso si no tomamos en cuenta otras leyes ya vigentes con las que se contrapone. Incluso hay aspectos adversos a la Constitución.
Este encadenamiento de la cultura y la igualdad nace, cómo no, a raíz de la SGAE (Los cuatro gatos o perro flautas chupones de siempre, para los amigos), que, en los últimos años, bajo la dirección de Ramoncín y Teddy Bautista, hace subir el precio de los discos musicales y películas progresivamente hasta las nubes, fulminando el prestigio y buen nombre que hubiese cosechado la sociedad durante toda su historia. Y con los precios, lo que se elevaba como la espuma era su beneficio económico. Misteriosamente, los artistas poco conocidos afiliados a esta asociación no son ni representados ni defendidos por los que supuestamente son sus representantes, menos aún reportados de beneficios, y sí atacados por ellos. De las ganancias de la SGAE, sólo sacan provecho sus miembros y unos pocos iconos multitudinarios (Véase Bisbal, Chenoa, Hugo Silva, Mario Casas, Yon González y demás bazofia comercial), que defienden el modo de gestión y pretensiones de la Sociedad General de Autores y Editores. O lo que es lo mismo, sus bolsitas de billetes.
Bien, dejando poco explayado el punto del beneficio de unos pocos a costa de la mayoría en el campo del negocio cultural, pasemos a la pérdida de ojos de la Ministra de Cultura y su posterior sustitución por dos monedas de euro. Nuestra querida ministra, tan voluble y corruptible ella...
En este año 2010, sale a la luz el borrador de la Ley Sinde y sus notables vetos y hachazos a la cultura y a la libertad de expresión. Comenzando a criminalizar la copia privada, empieza ignorando y dando por nulo un derecho constitucional español. Sus intenciones de castigar las reproducciones parciales de libros, guiones, letras o poemas, ya sea en la Red o en papel, además de ser bastante absurdas, atenta contra los derechos inalienables, como el de libertad de expresión, y constitucionales, como el de cita o el de parodia. Su pretensión de imponer a la Sociedad General de Autores y Editores, no sólo es un monopolio que enriquecerá a los mismos de siempre y al Gobierno, sino que derriba la ley por la que, para cerrar una página web o un servidor informático, había que celebrar antes un juicio, con derecho y libertad de ambas partes afectadas para testificar y argumentar; en cambio, la brillante Sinde ha establecido el cierre de páginas web y servidores sin juicio previo. Yendo un poco más al tema de las penas legales por transgredir esta nueva ley, nos encontramos desde la limitación o el veto de recursos informáticos hasta el ingreso en prisión y multas de más o menos compensación al Ministerio de Incultura y su monopolio con la SGAE (generalmente, pagarás más que menos). Compensación por ejercer tus libertades y derechos.
La salida a la luz y posterior puesta en vigencia de esta ley ha tenido notable repercusión. Relativamente, ya que ha sido bastante tapado y la mayoría de la población ha sido desinformada respecto a lo relacionado por el tema. Se han hecho las cuatro pantomimas de siempre en los medios de comunicación y punto. Pero ya se sabe, panem et circenses.
No obstante, la resistencia y la guerra a la SGAE continúa y está a la orden del día. Por la vía legal, de mano de héroes como el abogado David Bravo y sus colaboradores, que atacan a la Ley Sinde en sus puntos flacos, incluso empleándola contra sí misma con la ayuda de los que combaten este cese de derechos y libertades. Y por la vía de la protesta, sobretodo informática, grupos como Anonymous han orquestado ataques Ddos multitudinarios para tirar los servidores de la Sociedad de Garrapatas de Artistas y Escritores o del Ministerio de Cultura. Tal como empresas, contratadas por SGAE y similares habían hecho contra usuarios de redes o contra servidores. Y es que dice el ladrón que todos son de su condición.
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Hace 4 años
1 comentarios:
Este artículo me lo ha mandado nuestro compañero de 1º Bach. Daniel. Me alegra ver cómo cada vez más somos capeces de expresar nuestras opiniones con capacidad crítica y buenas maneras.
Tema complicado éste, pero está muy bien que se nos pueda oír.
Ya sabéis dónde tenéis un lugar de expresión.
Un saludo a todos.
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