Hacía tiempo que con sólo una mirada comprendían lo que
sucedía. El ritmo acelerado les hacía conversar sobre lo urgente
dejando siempre lo importante para otro momento. Ella estaba sentada en su mesa
inmersa en unos papeles. Debían ser tramitados con urgencia. Él entró en el
despacho pendiente de otros asuntos. Quería su colaboración, como en otras
ocasiones.
Ella no le hizo caso. En su pantalla estaba oliendo las palabras de una cita literaria. Su gran pasión oculta. Cada vez le interesaba
menos aquella burocracia que se perdía en trámites. No le escuchó, se quedó
callada y de repente le preguntó: ¡ perdona!, tú ¿ qué has perdido?.
La conocía bien. Se quedó parado, tardó en contestar. Supo
que aquello pertenecía a lo importante.
Seguía callado.
A final sus ojos azules brillaron detrás de las gafas: “
yo… he perdido …ya desde hace tiempo …
cierta espontaneidad”.
MICRORRELATO
Marian Gómez, enero 2013, sin ir más lejos.
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