Cuando nuestros objetivos se convierten en sueños y nuestros sueños en objetivos, entonces podemos parar un poco y descansar. Vamos en la buena dirección y el camino, aunque gratificante, será largo.
Gran elección, Ana. Brindo por ello.
Un confuso montón sólo de sueños.
5 comentarios:
e intentaré, si he de caer, incorporarme cien veces cien, sin importarme el precio que haya que pagar.
y he de ser fuerte e intentarlo, pues no hay mayor dolor que una vida perdida esperando tus sueños.
Hay que intentarlo siempre. Siempre valdrá la pena.
Hay muchos caminos para escoger...pero ¿y si el camino te elige a ti?...
Te dejo una pequeña joya que me encontré en el camino:
El país de los sueños.
Era un inmenso campamento al aire libre.
De la galera de los magos brotaban lechugas cantoras
y ajíes luminosos, y por todas partes había gente ofreciendo
sueños en canje. Había quien quería cambiar un
sueño de viajes por un sueño de amores, y había quien
ofrecía un sueño para reír en trueque por un sueño para
llorar un llanto bien gustoso.
Un señor andaba por ahí buscando los pedacitos de
un sueño, desbaratado por culpa de alguien que se lo
había llevado por delante: el señor iba recogiendo los
pedacitos y los pegaba y con ellos hacía un estandarte
de colores.
El aguatero de los sueños llevaba a agua a quienes
sentían sed mientras dormían. Llevaba el agua a la espalda,
en una vasija, y la brindaba en altas copas.
Sobre una torre había una mujer, de túnica blanca,
peinándose la cabellera, que le llegaba a los pies. El peine
desprendía sueños, con todos sus personajes: Los
sueños salían del pelo y se iban al aire.
De "El libro de los abrazos" (Eduardo Galeano)
Gracias Ana por este enorme regalo. Buscaré el libro y prometo dedicarle un tiempo. los libros , como los sueños, merecen su espacio.
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