Aunque a veces viera los regalos encima de los armarios, nunca dudé de que eran los verdaderos Reyes Magos los que me visitaban en aquella inmensa casa familiar de mi infancia.
Además los muy pillos me hacían recorrer cada una de las ventanas de la casa para comprobar que siempre había un último regalo en la habitación más alejada y fría. Ese trajín de escaleras y cortinas lo recuerdo como una de las mejores cosas de la infancia.
Nunca dudé de que eran los verdaderos Reyes Magos aunque no los hubiera visto en la cabalgata la noche anterior. Eso es lo que NO tienen los pequeños pueblos de la sierra.
Nunca dudé de que eran los verdaderos Reyes Magos, aunque después desaparecieran los regalos de los altillos de los armarios.
Nunca se lo agradeceré lo sufieciente.
2 comentarios:
ILUSIÓN..........
MAGIA Y MUCHA EMOCIÓN....
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