Cervantes se sintió inseguro componiendo versos, lo que, junto a su habitual capacidad para la autocrítica, le llevó a desacreditarse como poeta; en Viaje del Parnaso llegó a decir:
Yo que siempre trabajo y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo... En cierta ocasión, Vicente Aleixandre se refirió a la figura del «semipoeta» como el escritor que carece de la técnica y los recursos necesarios para componer versos, pero en el que la vocación para escribir poemas es muy fuerte. Guillermo Carnero ha definido recientemente al Cervantes poeta como: "El más glorioso semipoeta de las letras españolas, que parece dar la razón al tópico que afirma que no se puede ser a la vez buen poeta y buen novelista".
Pero Cervantes amó la poesía: admiró la poesía armónica de Garcilaso de la Vega, o el ingenio lírico de Quevedo, o la arrolladora capacidad creativa de Lope. En el capítulo XVI de la 2ª parte del Quijote, encontramos un buen ejemplo de la alta consideración que del género poético tuvo Cervantes; es el momento en que Don Quijote conversa con el Caballero del Verde Gabán acerca del hijo de éste, don Lorenzo, que quiere ser poeta, lo que incomoda y preocupa al padre; pero Don Quijote lo tranquiliza, diciéndole que le deje hacer, que: "Aunque la poesía es ciencia menos útil que deleitable, no es de las que suelen deshonrar a quien la posee. La poesía, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella".
Además, en los capítulos XXXIII, XXXIV y XXXV de la primera parte, en los que inserta la novela del Curioso impertinente, Cervantes vuelve a fingir: en este caso, haber leído en una «comedia moderna» unos versos (en redondillas abrazadas), en los que un viejo prudente aconseja a otro que tiene una hija doncella que la encierre y la guarde, porque:
Es de vidrio la mujer;
pero no se ha de probar
si se puede o no quebrar,
porque todo podría ser.
Y es más fácil el quebrarse,
y no es cordura ponerse
a peligro de romperse
lo que no puede soldarse.
Y en esta opinión estén
todos, y en razón la fundo;
que si hay Dánaes en el mundo,
hay pluvias de oro también.
A Cervantes le faltó la frescura y la gracia que, como poetas, tenían otros escritores de su época: se ha hablado de lo forzado de los dos últimos versos del poema anterior, en que se refiere al episodio mitológico en el que Júpiter se transformó en lluvia de oro para gozar de Dánae, que estaba encerrada en una torre.
En los mismos capítulos del Curioso impertinente, Cervantes afirma que «un poeta», del que no dice nombre y que, probablemente, era él mismo, escribió estos versos resignados y notablemente amargos, en estructura de décima, un poco más logrados que los anteriores11, que podemos identificar como la queja que el famoso novelista manifiesta por su adversa suerte en vida:
Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aun no me den.
Tal vez sus versos no le convencían tanto por la grandeza de su prosa, pero aquí reconocemos su valor en ambos sentidos.
2 comentarios:
Busco en la muerte la vida,
salud en la enfermedad,
en la prisión libertad,
en lo cerrado salida
y en el traidor lealtad.
Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
con el cielo ha estatuido
que, pues lo imposible pido,
lo posible aun no me den.
Me parece prodigioso el juego de palabras "ya que pido lo imposible, no me den aún lo posible". Siempre persiguiendo quimeras este Cervantes. Un Quijote en carne y hueso.
Un soñador de realidades, o un ser real viviendo en el mundo de los sueños....
Parece mentira que nos podamos sentir tan cercanos a este escritor eterno.
No tienen mala pinta sus poemas. Me ha gustado Pero mi suerte, de quien
jamás espero algún bien,
Quizá la decepción le haga ser más realista. Un sabio, en definitiva.
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